EXPOSICIÓN DE ICONOS J.M.J. (Diócesis de Salamanca)

EXPOSICIÓN DE ICONOS.- DIÓCESIS DE SALAMANCA.- PP REPARADORES DE ALBA DE TORMES
Esta exposición, con motivo de la J.M.J., es para la contemplación, para todo el quiera ilustrarse y sobre todo para los jóvenes. Y también es un itinerario de la Salvación.

Primera parte:


ANUNCIACIÓN
Este es el día del principio de nuestra salvación y la manifestación del misterio eterno. El Hijo de Dios se hace hijo de la Virgen, y Gabriel anuncia la gracia. Por eso exclamamos con él a la Madre de Dios: Alégrate, oh llena de gracia, que el Señor está contigo. Himno bizantino

El icono de la Anunciación presenta la escena narrada por san Lucas al comienzo de su evangelio. El arcángel Gabriel, de pie ante María, parece correr hacia ella. La Virgen, mientras tanto, lo espera en pie, junto a un trono real. La escena acontece, según la tradición del Protoevangelio de Santiago, en la casa de María, mientras ésta se encuentra tejiendo la púrpura para el velo del Templo, que simboliza el cuerpo de Jesús que se ha hecho carne en ella- Sus manos, en señal de escucha, indican la aceptación del mensaje divino que le llega a través del arcángel, expresado en un mudo diálogo de ojos y manos.

VIRGEN DE LA TERNURA ( Eleousa )
Pintando tu imagen dignísima de honor, inspirado por la voz divina, san Lucas, escritor del Evangelio de Cristo, representó al Creador de todas las cosas en tus brazos. Maitines de la fiesta de Nuestra Señora de Vladimir

Esta imagen, una de las más populares y difundidas en Oriente y Occidente, subraya la afectuosa intimidad que une a la Virgen y el Niño, la ternura de la Madre de Dios ( en griego eleousa ). Según la tradición, este icono deriva de una imagen pintada en Éfeso por el evangelista san Lucas. María abraza a Jesús. Sus rostros no son rígidos ni frontales, sino que se miran y sus mejillas se rozan. María se inclina como si fuera a recibir un beso de Jesús, mientras éste, envuelto con un gran manto real, sujeta en sus manos el rollo de la ley que en é se cumple.

INTERCESIÓN ( Déesis )
Si la contemplación basada en el intelecto hubiera sido suficiente, habría bastado con que el Verbo viniera entre nosotros sólo intelectualmente. Teodoro Estudita

Así, como la corte terrenal se reúne en torno al emperador o el zar, la corte celestial se reúne en torno a Cristo para suplicar su intercesión ( en griego déesis ). La déesis más sencilla consta de tres figuras: Cristo en el centro, la Virgen a su derecha y Juan Bautista a su izquierda. Se trata de los dos intercesores más poderosos ante Dios, y se representan con las manos levantadas, en actitud de súplica. En Oriente, es frecuente colocar iconos con pequeñas déesis en las paredes de las casas en señal de protección.

Segunda parte:


SALVADOR ( Archeropita) Escuela de Novgorod, hacia 1167, Gal. Tretiakov, Moscú
Dios se hizo hombre para regenerar la imagen del hombre, destruida por el pecado, y restauró su icono original. Teodoro Estudita Padres de la Iglesia

La tradición oriental identifica como el “verdadero” rostro de Cristo, no la tela de la Verónica, sino una imagen que, según la leyenda, el mismo Jesús envió a Edesa para curar al rey Abgar. Dicha tela no es obra de un artista ni de mano humana ( en griego archeropita ) sino la revelación misma del rostro de Cristo. Esta imagen va a ser conservada como reliquia en Santa Sofía de Constantinopla hasta el año 1204, y será copiada en numerosas ocasiones. Actualmente hay tres iconos que derivan de aquella primitiva imagen, manteniendo curiosamente algunas correspondencias con el rostro que aparece en la Sábana Santa de Turín.

TRANSFIGURACIÓN
Te transfiguraste en el monte, oh Cristo Dios, y tus discípulos vieron tu gloria a fin de entender que tu Pasión era voluntaria y predicar al mundo que verdaderamente eres el esplendor del Padre. Himno de la fiesta

Este es el icono que, según la tradición, debía pintar el monje al principio de su aprendizaje, para seguir pintando sus obras a la luz de esta imagen. En el episodio de la Transfiguración, Cristo sube al monte Tabor junto a sus discípulos Pedro, Santiago y Juan. Allí, en la cumbre, los discípulos, desfallecidos y en estado de éxtasis, ven el cuerpo divinizado de Jesús sobre una nube, entre Moisés y Elías, los dos visionarios del Antiguo Testamento. En este momento, los discípulos “caen rostro a tierra”, abatidos por los rayos de luz “no creada” que emana alrededor del cuerpo de Cristo.

SEÑOR DEL UNIVERSO
El Verbo ilimitado del Padre se a limitado a si mismo en su encarnación, ha devuelto el arquetipo primitivo a la imagen corrompida y la ha llenado de belleza divina. Liturgia bizantina

Cristo adulto, bendiciendo y con Evangelio en sus manos, es una imagen muy antigua y de gran importancia en la teología oriental. Frente a quienes negaban la naturaleza divina o humana de Cristo, este icono testimonia la historicidad de la encarnación y la eficacia de la salvación de Cristo. El gran nimbo dorado que rodea la cabeza de Cristo, contrasta con su oscura cabellera. Los ojos, abiertos y simétricos, trascienden los confines del espacio y del tiempo. La suavidad de la pincelada que plasma el rostro de se inspira en los antiguos modelos orientales. El resultado es un equilibrio perfecto entre naturalismo y espiritualidad.

TRINIDAD DEL ANTIGUO TESTAMENTO ( Andrei Rublev, hacia 1410, Gal. Tretiakov, Moscú)
La divinidad que contemplo en el Padre es la misma en el Hijo, y la que veo en el Espíritu Santo también es la misma en el Hijo; por eso son únicas, de nuestra parte, la adoración y la alabanza. Basilio el Grande

Siguiendo a los Padres de la Iglesia, el arte bizantino ve la imagen de la Santísima Trinidad en los tres peregrinos aparecidos a Abraham en el encinar de Mambré. La mesa de la hospitalidad es entonces el altar del encuentro de la Trinidad. Para la teología oriental éste era el modelo único e insuperable al que debían remitirse los pintores cuando quisieran representar el misterio trinitario. No se sabe a ciencia cierta la identificación de los tres personajes del icono, dudando qué ángel representa al Hijo y cuál al Espíritu Santo. El misterio sigue en pie para mantener que se ven tres personas, pero que se adora una unidad.

ÁNGEL CON CABELLOS DE ORO ( Finales del s. XII, Museo Ruso, San Petersburgo)
Todas las gracias de la naturaleza son ornamentos de las túnicas de los ángeles, los pliegues de los mantos de aquellos que contemplan el rostro del Eterno. Anónimo
Los ángeles manifiestan la belleza y la gloria de Dios en los acontecimientos humanos. Son sus mensajeros, los ejecutores de su voluntad y aquellos que protegen a los hombres del Mal. En la iconografía ortodoxa los ángeles acompañan a Cristo durante la creación y aparecen en los momentos más destacados del Antiguo y del Nuevo Testamento, desde las escenas de los patriarcas ( Abraham o Jacob ) a los relatos de la Anunciación a María o la Natividad de Jesús.


Tercera parte:


NO LLORES POR MÍ
No llores por mí, oh Madre, al verme en el sepulcro, tú que en tu seno concebiste a este Hijo sin semilla; resucitaré para la gloria, como Dios para siempre, y te glorificaré en la fe y el amor. Canon del Sábado Santo

La piedad, momento culminante de abandono y muerte, es también un atributo de María, en cuyos brazos reposa el Hijo, bajado de la Cruz, esposo de la humanidad. María abraza a su Hijo muerto que, en sus brazos, parece sonreír, abandonado en plena confianza al corazón amante de María. Estas imágenes, pintadas o bordadas, se llevan en procesión el Viernes Santo, mientras el pueblo las besa y canta los himnos del día.

CRUCIFIXIÓN
Cuelga del madero quién colgó la tierra por encima de las aguas, y es ceñido por corona por corona de espinas el rey de los ángeles. Una púrpura vergonzosa viste a quien envolvió el cielo de nubes. Himno del Viernes Santo

En las iglesias bizantinas, la cruz está detrás del altar o en el punto más alto, con la representación pictórica del crucificado entre María y Juan. Cristo aparece como nuevo Adán y la Cruz como árbol de la vida eterna. Por eso, el madero de la cruz parece brotar de una grieta de la roca con una calavera, la de Adán, para representar que Jesús, que muere en la cruz es el Creador del mundo, el Señor de la vida, que redime el pecado de Adán.

DESCENCIMIENTO Y LLANTO
José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo, aunque en secreto por miedo a los judíos. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar. Jn 19, 38-40


El icono interpreta el relato evangélico centrándose en el Descendimiento y el Llanto sobre Cristo muerto, una escena más apta para las imágenes que para las palabras: la Virgen besa el rostro del Hijo, Juan se inclina hacia el cadáver y José de Arimatea lo venera a sus pies, sacándole los clavos. Nicodemo se encarga de descenderlo de la cruz, apoyado en una escalera, mientras María Magdalena aparece rodeada por un coro de mujeres. Como en la música litúrgica bizantina, el arte ofrece a la contemplación una escena de un enorme dolor.

DESCENSO A LOS INFIERNOS ( Anastasis)
Su carne fue arrojada en brazos de la muerte como un cebo, para que el dragón infernal, que esperaba devorarlo, tuviera que vomitar incluso a quienes ya había devorado. Juan Damasceno

La iconografía bizantina no representa la salida de Cristo del sepulcro. Prefiere mostrarlo resucitando, alzándose ( en griego anastasis ), derribando las puertas del infierno con su cuerpo glorioso. Cristo aparece con la Cruz, arrancando de las tinieblas a Adán y Eva, junto a todos los justos del A.T., entre los que podemos distinguir a David y Salomón. Mientras tanto el suelo se abre como una sima dejando al descubierto un espacio oscuro donde quedan todas ataduras de la muerte.

SALVADOR ENTRONIZADO (Andrei Rublev, hacia 1410, Gal. Tretiakov, Moscú)
El Conocimiento más atento de las cosas ocultas, que conduce al alma a la realidad invisible a través de las cosas visibles, es como una nube que oscurece el mundo sensible y guía el alma hasta el conocimiento de lo que está escondido. Gregorio de Nisa.

La imagen del Salvador en el trono es de origen bizantino, y se inspira en las visiones de Isaías, Ezequiel o Juan en el Apocalipsis. Cristo aparece entronizado en un rombo rojo inscrito en un óvalo azul, con tenido a la vez en un cuadro rojo. Su expresión, severa, muestra un gesto de bendición, mientras sostiene abierto el libro del Evangelio. La mandorla de luz oculta imágenes de ángeles en filigrana y de los evangelistas, origen de la iconografía del Salvador ente las potencias angélicas.




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