Exposición VÍTOR TERESA
El lugar elegido
para dicha muestra es el convento de San Juan de la Cruz, típico exponente del
barroco carmelitano del siglo XVII. La disposición de esta exposición en
continente y contenido se articulan armónicamente, manifestando la rica
personalidad de Santa Teresa de Jesús.
Se trata de un trabajo que comenzó hace diez
meses y para el cual creamos una comisión de expertos en Santa Teresa de Jesús
para sentar las bases doctrinales de esta exposición. La comisión está formada
por profesores de distintas universidades, varios Carmelitas Descalzos. La
visita a la exposición requiere detenimiento para adentrarse en la figura de
Santa Teresa de Jesús y dejarse interpelar por ella, confrontando con la vida
de la mística doctora el propio itinerario vital.
En la exposición
Vítor Teresa podemos contemplar cerca de ciento cincuenta
obras de arte cedidas con gran generosidad por sus propietarios. Además todo el
patrimonio artístico de la casa se ha puesto a disposición de este proyecto. Por medio de las representaciones pictóricas, de las esculturas y de la amplia documentación de archivo y biblioteca nos adentramos en el corazón de Santa Teresa de Jesús y también en el corazón de San Juan de la Cruz. Conociendo mejor a estos dos grandes santos doctores de la Iglesia, nos acercaremos mejor a Jesucristo para pertenecer más decididamente a su iglesia.
En la iglesia: El cartel de la exposición está formado por el emblema del famoso Vítor,
que en la época romana significa aclamación popular a una persona por méritos
propios. Andando los siglos, la Universidad salmantina, que en este mismo año
celebra el 800 aniversario de su fundación, y también otras universidades, acogieron
este emblema romano para dedicárselo a los doctorados universitarios. Esta
aclamación está bien destinada a la santa andariega en los dos aspectos que la
misma tiene: aclamación popular por sus méritos y también por haber recibido el
doctorado por la Universidad salmantina el año 1922, convirtiéndose en la primera
mujer doctora honoris causa.
Una hermosa imagen de Santa Teresa de Jesús
procedente de la catedral de Salamanca da la bienvenida al visitante que
inmediatamente se adentra en el inicio de la vida de la santa y en su historia
familiar representada en árboles genealógicos.
Hermosa pintura y magnífica escultura de
Jesucristo con la cruz a cuestas, ambas piezas contemporáneas en la santa
indican, que desde su infancia recibe la riqueza de la fe cristiana, en la cual
la presencia de la virgen María ocupa, después de Jesucristo, un lugar
principal. La bella imagen de Salvador Carmona representa la presencia de la Virgen
María en la vida de Santa Teresa desde su infancia.
Del siglo XVI es también el Cristo atado a la
columna que nos indica un momento de especial conversión en la vida de Santa
Teresa. Al lado del mismo, un retablo con la escena de la conversión de la
Magdalena, señala la devoción de la santa por los santos que antes de serlo
fueron grandes pecadores. Así manifestamos la doble dimensión que la conversión
tiene en la vida cristiana; carácter permanente y a la vez momentos importantes
de especial conversión. La conversión consiste en ajustar la vida al Evangelio
de Jesucristo creciendo en amor. Esta tarea resulta permanente y a la vez
precisa de momentos de especial cercanía de la misericordia de Dios.
Dedicamos una sala a las lecturas realizadas por
Santa Teresa de Jesús en su infancia y en su juventud. Se encuentran
representadas en ediciones de libros del siglo XVI que sabemos que Santa Teresa
leyó en su infancia y juventud. Fueron determinantes en su bagaje cultural y
espiritual. Las circunstancias históricas
acontecidas en el tiempo de la santa provocaron la publicación del índice de
libros prohibidos, entre los que se encontraban algunos de los preferidos de
Santa Teresa; la tristeza de la santa ante este acontecimiento se tornó en
alegría al escuchar en su interior las palabras de Jesucristo manifestándose
como libro vivo en el que aprender todas las verdades. Una magnífica escultura de Jesucristo manifiesta la
riqueza del Evangelio como libro vivo en el que se aprende la sabiduría de
Dios.
La entrada de Santa Teresa de Jesús en el
Monasterio de la Encarnación se manifiesta por medio de una pintura del profeta
Elías, teniendo en cuenta las raíces originales de la espiritualidad del Carmelo.
Inmediatamente aparece la Virgen María en su advocación del Monte Carmelo,
representada en diversas pinturas e imágenes de distintas épocas históricas,
manifestando de esta manera la su presencia en la vida de Santa Teresa de Jesús.
Un espacio dedicado a San José recoge párrafos
del capítulo sexto del libro de la vida en el que Santa Teresa de Jesús esboza
su espiritualidad Josefina. Esculturas y pinturas que van desde los siglos XVII
al XX recogen representaciones de este santo.
En el centro del templo podemos contemplar un
crucificado de gran tamaño procedente de la Clerecía salmantina, y en el centro
del retablo una gran imagen de la Virgen del Carmen para tener en cuenta que en
la vida de Santa Teresa de Jesús la centralidad la ocupa Jesucristo y junto con
Él la Virgen María. Una obra de hermosa orfebrería italiana procedente de Milán
es el cáliz que representa al lado del crucificado la entrega de la vida por
medio del derramamiento de la sangre.
Adentrándonos en la mística de Santa Teresa,
contemplamos el valioso lienzo del siglo XVII del pintor del barroco italiano
Lucas Jordan que recoge la escena de la transverberación. Junto a esta valiosa
pintura otra de no menos valor artístico procedente del palacio de Monterrey es
el retrato del pintor de corte Carreño de Miranda que representa a Santa Teresa
de Jesús, escritora.
Del oratorio de la celda que la Santa ocupara en
el Monasterio de la Encarnación de Ávila podemos contemplar otra representación
de la transverberación de su corazón. Un Ecce Homo procedente del Carmelo de
Salamanca. Esta pieza tiene el valor de haber sido comprada por la misma Santa.
En la sacristía
mayor hemos instalado la
sala dedicada a Santa
Teresa escritora. Sobre la valiosa cajonera de nogal
realizada por frailes carpinteros, podemos contemplar dos bustos que
representan a Santa Teresa de Jesús y a San Juan de la Cruz. Ambas piezas son
del siglo XVII realizadas por el discípulo de Gregorio Fernández Antonio de Paz.
La sala está
presidida por una gran escultura de Santa Teresa de Jesús, escritora, de la
escuela de Gregorio Fernández. Sobre la cajonera, distintos paneles explican
las obras de Santa Teresa de Jesús. Las vitrinas contienen valiosa documentación
bibliográfica y archivística. Podemos ver algunas ediciones de las obras de la
Santa entre las que destaca la edición príncipe realizada por Fray Luis de León
en Salamanca en 1588.
Dos códices
recogen magníficas obras de Santa Teresa de Jesús. Uno de ellos es el
comentario del Cantar de los Cantares autenticado por el famoso teólogo
dominico Fr. Domingo Báñez. Otro códice recoge el Camino de Perfección,
teniendo la peculiaridad de estar autenticado por la misma Santa en Alba de
Tormes.
Tres cartas
autógrafas de Santa Teresa de Jesús son expuestas en diversas vitrinas con su
correspondiente transcripción, pudiéndose observar así la peculiar grafía
teresiana.
Saliendo de dicha sala encontramos diversos
paneles enriquecidos con reproducciones de temática carmelitana que sirven para
explicar aspectos fundamentales de las fundaciones Teresianas. Una escultura en
bronce del escultor del siglo XX, Antonio Oteiza, representa a Santa Teresa de
Jesús andariega de los caminos de Dios, siempre en movimiento en la extensión
de la obra reformadora.
En el claustro
conventual, típico exponente del barroco carmelitano, hacemos una visita a las fundaciones
de Santa Teresa, incluyendo la Encarnación de Ávila, Alcalá de Henares y los
diversos lugares que en la provincia de Salamanca están relacionados con Santa
Teresa de Jesús y San Juan de cruz.
La visita a dichos lugares se realiza por medio
de diversas piezas procedentes de los mismos. Así podemos contemplar: la silla
prioral utilizada por Santa Teresa en la fundación de Segovia, un cuadro de la
quinta angustia de la fundación salmantina, campanillas del Monasterio de la
Encarnación de Ávila, de Medina del Campo y de Beas de Segura, un valioso
Cristo de marfil italiano del siglo XVI procedente de la fundación de Caravaca
de la Cruz, actualmente en Mazarrón, el
cuadro de la virgen hilandera comprado por la santa para la sala de recreación
del monasterio de San José de Ávila, con el fin de estimular a las monjas en la
necesidad del trabajo manual, el famoso tríptico que contiene el Cristo de la
fundación de Burgos, el Cristo que Santa Teresa llevaba las fundaciones y un
atril procedentes del Carmelo de Alcalá de Henares, el acta de la fundación de
Alba de Tormes, un candelabro de Mancera de Abajo con la peculiaridad de tener
grabada en su base el escudo del Carmelo Descalzo, un báculo utilizado por la
Santa en Pastrana, la fórmula de profesión de María de San José de Malagón, la
arquilla de las elecciones de Soria, el permiso para realizar la fundación de
Toledo, un tamboril utilizado por la santa en Sevilla, unas castañuelas y un Niño
Jesús de la fundación de Palencia, una talla de la Santa de Medina del Campo,
un cobre de la transverberación de las Carmelitas Descalzas de Mancera, un cuadro
de la fundación de Villanueva de la Jara.
En los ángulos del
claustro pueden observarse diferentes óleos que representan escenas de la vida
de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz.
En el refectorio podemos ver
diferentes representantes de los colaboradores en la obra reformadora. Un retrato
de María Briceño, que fuera maestra de la Santa en las agustinas de Santa María
de Gracia en Ávila. Un retrato de la Santa con el padre Baltasar Álvarez simboliza
la ayuda prestada por los Jesuitas a la reforma. Un retrato de San Pedro de
Alcántara recoge la influencia de la espiritualidad franciscana en Santa Teresa.
La sala está presidida por el retrato de los duques de Alba contemporáneos de
Santa Teresa: el Gran Duque D. Fernando y la Duquesa Dª María. Éstos dos personajes históricos representan
a todos los seglares que cooperaron con Santa Teresa de Jesús.
Un retrato de Ana de San Bartolomé compendia a
todas las Carmelitas Descalzas del tiempo de Santa Teresa de Jesús,
extraordinarias figuras en perspectiva humana y espiritual cuya luz particular
brilla con auténtica propiedad. Del Desierto Carmelitano de las Batuecas
procede el lienzo que representa a los primitivos Carmelitas Descalzos.
Los pintores salmantinos Luis de Horna y Felicidad
Montero han cedido varias de sus obras pictóricas para dicha exposición. Dos de
ellas se exponen flanqueando un retrato de Santa Teresa de Jesús del pintor decimonónico
Angoloti.
Al salir del claustro encontramos un panel que
recoge la muerte de la
santa en Alba de Tormes. Después de su muerte, la
grandeza de su espíritu se va a extender desde Alba de Tormes hacia Salamanca y
desde Salamanca por medio de la universidad hacia España, Europa, y el mundo.
Por eso podemos contemplar un lienzo que recoge un viaje de Santa Teresa desde
Alba de Tormes hasta Salamanca siendo los ángeles quiénes iluminan su camino.
En la portería: En esta exposición viajamos con Santa Teresa de Jesús, con la grandeza
de su espíritu, la riqueza de su doctrina, el atractivo de su persona, la
belleza de sus escritos, el embrujo de su
personalidad, hacia Salamanca donde
vamos a encontrar, andando el tiempo, el doctorado de la universidad en 1922.
Podemos ver una sala dedicada al doctorado salmantino y el doctorado de la
Iglesia de 1970, por medio de abundante documentación de ambas condecoraciones
teresianas. Imágenes y grabados que representan a la santa como doctora nos
recuerdan que era tenida como tal desde siglos antes de las declaraciones
oficiales.
En diversas vitrinas podemos ver ediciones de
las biografías de Santa Teresa de Jesús que comenzaron a escribirse nada más
morir la santa y siguen escribiéndose en el día de hoy. Una serie de grabados
junto a la llave real de la urna de plata del sepulcro de la santa recogen diversas
escenas a modo de biografía en imágenes de Santa Teresa de Jesús.
En el zaguán
conventual podemos ver cuatro relieves con escenas de la vida de Santa Teresa
de Jesús y una vitrina con documentación sobre sus diversos patronatos. En otra
sala podemos contemplar cuatro obras pictóricas que representan a Santa Teresa
de Jesús como escritura iluminada por la luz del espíritu Santo.
El jardín
conventual se incluye dentro
de la exposición, simbolizando el gusto de Santa Teresa de Jesús por los
espacios de la naturaleza; se trata de un lugar de reposo donde poder leer
algunos pasajes de
los escritos Teresianos, donde poder descansar contemplando
la belleza de las flores y de los frutos. Significamos así la importancia que
tiene el jardín o huerto y sus resonancias espiritual en los escritos teresianos.
Dicho vergel debe ser regado con el agua de la oración, sacada de un pozo, de
una noria, procedente del río o de la lluvia según sea mayor o menor el
esfuerzo por regar el jardín del alma en la oración. La belleza interior de la
persona es comparada a un jardín o huerto por Santa Teresa de Jesús. En él
deben nacer y crecer abundantes flores y frutos que, por sus diversos olores y
sabores simbolizan la multitud de las virtudes evangélicas.
Otras dos salas se abren ante la
mirada del visitante. Están
dedicadas principalmente a San Juan de la Cruz, por
ser el lugar en el que se desarrolla la exposición el primer convento que al
Santo se le dedica en todo el mundo en el siglo XVI. Podemos contemplar una valiosa escultura de San Juan
de la Cruz de la escuela de Gregorio Fernández y un grupo escultórico que
representa a los dos santos místicos en espiritual conversación. Un crucificado
de gran tamaño del siglo XVII simboliza la centralidad de Jesucristo en la vida
de San Juan de la Cruz que es descrito en su fisonomía humana y espiritual en
un panel de dicha sala.
La última estancia
recoge reproduce la celda de San Juan de la Cruz que contiene el sillón
utilizado por el santo en Alba de Tormes, recordando así que la fundación
teresiana de Alba de Tormes debe considerarse tanto de Santa Teresa como de San
Juan de la Cruz.
Un cristo de marfil de grandes dimensiones da
paso a la contemplación de un cáliz y de una custodia de orfebrería del siglo
XVII, obsequio del general de la orden del Carmelo Descalzo, el Padre Alonso de
la Madre de Dios, fundador del convento albense, cuya sepultura se encuentra en
la iglesia conventual. De este modo simbolizamos cómo Jesucristo entrega su
cuerpo y derrama su sangre por nuestra salvación. Contemplamos una imagen del
santo, procedente de la iglesia en la que fue bautizado en su Fontiveros natal.
En otras vitrinas podemos contemplar la espiritualidad del santo reflejada en
tres imágenes que recogen la representación de la sagrada familia: Jesús, María
y José.
Joya de archivo es el códice de las obras de San
Juan de la Cruz sobre el que se realizan las ediciones de las mismas y que se
cita
como códice de Alba. En otra vitrina podemos ver una edición de las obras
de San Juan de la Cruz y otra del famoso curso teológico de Los Salmanticensis.
En diversos paneles recogemos las grandes
figuras posteriores a Santa Teresa de Jesús y a San Juan de la Cruz en el
pasado y también en el presente. Tenemos también en cuenta la realidad actual
de la Orden del Carmelo Descalzo en las ramas de las monjas y frailes.
Tienda de
recuerdos: La visita a dicha
exposición concluye en un espacio en el que se pueden adquirir libros de los
santos del Carmelo y también objetos y recuerdos de los mismos. Esta exposición
tiene como objetivo dar a conocer la riqueza patrimonial de Santa Teresa de
Jesús y también de San Juan de la Cruz.
En la exposición Vítor Teresa podemos contemplar
cerca de ciento cincuenta obras de arte cedidas con gran generosidad por sus
propietarios. Además todo el patrimonio artístico de la casa se ha puesto a
disposición de este proyecto. Por medio
de las representaciones pictóricas, de las esculturas y de la amplia
documentación de archivo y biblioteca nos adentramos en el corazón de Santa
Teresa de Jesús y también en el corazón de San Juan de la Cruz. Conociendo
mejor a estos dos grandes santos doctores de la Iglesia, nos acercaremos mejor
a Jesucristo para pertenecer más decididamente a su iglesia.
P. Miguel Ángel, Prior OCD.